Verdades que no os he contado sobre mí.

Por ponerte en contexto:

Llevamos 6 meses viajando.

5 países que han sido casa.

Y estos 2 últimos meses han sido los más especiales… porque he vuelto a Bali.

Estaba deseando ver como esa muchacha que llegó aquí hace 4 años ahora pisa Indonesia completamente transformada.

Más consciente, más sabia, con menos idealismos pero mostrando la misma intensidad por la vida. También he vuelto vestida con más verdad y menos ego.

Para que os hagáis una idea, en 2019 llegué aquí después de una ruptura, en plan Julia Roberts en Come, Reza y Ama. De hecho, tomé ese papel adrede para hacer del viaje toda una película jajaja (ese viaje da para una novela, con chamán incluido).

También venía de haber vivido los últimos 3 años en Londres rodeada de superficialidad, cinismo y estatus.

Me sentía vacía, sin sentido y a la deriva. De hecho, no organicé el viaje. Ni siquiera me molesté en reservar la primera noche de hotel. Y más que por mi faceta aventurera, esta vez lo hice por apatía, solo quería escapar de mi realidad.

Por así decirlo, Bali me sostuvo en mi noche oscura del alma.

¡Pero me quitó la tontería en 20 días!

A partir de aquel momento… La vida ha sido un continuo FLUIR.

Podéis imaginar que mi regreso a la Isla de los Dioses ha sido emocionante.

Y una vez más, no me ha defraudado.

Eso sí, quiero hacer un inciso para navegantes y aventureras…

Lo que es “Bali” y sus zonas populares es una ficción. Turistas por todos lados haciendo cola para hacerse una foto trucada, indoneses trampeando por todos lados con el único objetivo de sacarte todo el dinero posible, incluso aunque tu experiencia sea nefasta. Las calles de Canggu repletas de silicona a kilos, musculitos al aire, bebida, postureo, polución, tráfico…

El Bali que te llevas, es el que tú te construyes.

Y puede ser una magnífica u horrible experiencia.

SEGUIMOS…

Recientemente, os he grabado un episodio de podcast que he titulado: “Revelaciones de la reina de Saba”. Donde os cuento las verdades que no os he dicho hasta ahora.

El caso es que desde que he dado a luz “El Viaje de la guerrera” los DESAFÍOS han sido continuos. Esta vez no en el plano material (negocio, marketing, branding…) sino en el aspecto emocional.

Cuando te dispones a dar un mensaje tan POTENTE Y PROFUNDO a una mujer que puede cambiar su vida, no resulta fácil.

Ser la persona que inicie el llamado de las guerreras, es una misión de gran responsabilidad. Y el compromiso es heavy jaja

Como no me doy tregua y siempre tiendo a la excelencia, he creído conveniente extender a 6 meses el plazo para asentar los principios y fundamentos de este espacio sagrado. El viaje de la Guerrera.

Ha sido en Bali donde puedo dar por concluida la maduración de esta primera etapa de asentamiento profesional y personal… y el CLIC ESTABA EN MIS CREENCIAS, ¡de nuevo! ¡Qué original!

La creencia de que no tengo que tomar el protagonismo. La creencia de que si brillo demasiado seré menos querida.

La creencia de que si digo la verdad en alto será too much para algunos.

La creencia de que no puedo hablar claro y establecer sentencias porque como “coach” estaría violando ciertos principios…

La creencia de que mostarme sensual, sexi y atrevida me desacredita como profesional.

La creencia de que si me muestro como soy: alegre, segura de mi misma, crítica, rebelde y directa, generaré envidias.

Lo que a continuación os adelanto es parte de los factores que me han hecho CLIC (again) y que me han permitido desbloquear esta parte tan importante de mi crecimiento personal, espiritual y profesional:

  • Un libro: Ser mujer. Un Viaje heroico. De Maureen Murdock.

  • Un nuevo contexto: durante mi viaje, y especialmente en Bali, me he cruzado con ángeles bonitos que me han recordado mi poder.

Qué importante es contar con un entorno movido por el amor, y no por el miedo.

Estos ángeles ya habían iniciado también tu propio viaje del héroe. Y al contrario que otras veces, no he recibido juicios, críticas y miedos… sino aliento, esperanza, confianza y admiración.

Bali simboliza eso: AMOR.

Y ese era el último ingrediente que concluye esta deliciosa receta: el amor a mi misma.

Mujer: si eres una Guerrera rebelde y visionaria, tienes que escuchar este último episodio de podcast.

El máaaaaaaas difícil de mi carrera hasta ahora. Pero el más sincero.

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GRACIAS DE NUEVO, BALI.