Hoy os hablo de mi mejor aliado.
Este es un post un tanto especial, por no decir raro, ya que quiero agradecer a algo que ha estado junto a mí toda la vida, y que quizás no me he tomado el tiempo de dedicar el 100% de mi presencia a agradecerlo intencionadamente.
Al mismo tiempo, creo que puede inspirarte y/o motivarte inconscientemente, así que, espero que lo disfrutes.
Hace un par de días, hablando con una amiga sobre mi nuevo proyecto El viaje de la guerrera (Una escuela online para ayudar a mujeres que se sienten perdidas, en la típica crisis de los 30-40 de vida, y quieren sentirse realizadas personal y profesionalmente), ella me comentó:
—Oye Carla, necesito que me ayudes. Yo no siento que tenga un objetivo, un propósito vital. No le encuentro el sentido a lo que hago.
¿Vaya bomba, verdad?, hay que tener cojones para hacer esta declaración.
—¿tú por donde empezarías?— me preguntó.
Contuve la palabra durante unos segundos y me di un mini margen de tiempo para buscar una respuesta concreta a la vez que útil. Y con total convencimiento contesté: “Comienza a entrenar”.
Podría haberle soltado mil y una estrategias de como la escritura terapéutica, la meditación o incluso hacer una mentoría conmigo pueden ayudarle. 😂 Pero es que mi alma ya tenía la respuesta antes que yo. El cuerpo tiene que comenzar a moverse.
Por la tarde volví a casa y me senté a trabajar en mi proyecto personal @elviajedelaguerrera . Repasando mi método y lo que es mi primer curso (que por cierto estoy superorgullosa del resultado 🫶🏻😝) , me di cuenta de que quizás no había incidido lo suficiente en el hecho de hacer ejercicio físico. “Claro”, pensé, “lo tengo tan interiorizado e integrado en mi rutina que no he sido capaz de identificarlo”.
Desde que era una mona con ocho meses ya escalaba la red de la cuna. Con cuatro, trepaba árboles y cualquier cosa que se me pusiera por delante. Y hasta el día de hoy no ha habido una etapa de mi vida donde el movimiento consciente, o inconsciente, no haya estado presente.
Actualmente, nos encontramos viajando por el mundo de forma indefinida y en cada parada: Atenas, Bangkok, Chiang Mai, Pai, Ha Long y Hoi An, lo primero que hemos hecho, ha sido buscar un lugar para entrenar.
Mientras escribo esta carta, voy recordando momentos donde el deporte me sacó del lodo más pegajoso y oscuro: cuando me mudé sola a otros países, en todas mis rupturas, cuando fallecieron personas importantes de mi vida, cuando me sentí sola, cuando estuve perdida, cuando se me cerraba el estómago de los nervios y hasta cuando estuve confinada por 4 meses.
Cuántas imágenes me vienen a la mente. Días de lluvia entrenando en los parques de Londres, mis primeras clases de capoeira en Francia, mis innumerables noches de salsa hasta las 5 de la mañana, las subidas a la montaña en la sierra de Madrid, las sesiones de surf en Bali, San Diego y Portugal o mis primeros intentos con el skate. Y ahora que me doy cuenta, todas estas fueron en solitario. Es decir, yo cogía mi cuerpo y nos íbamos de cita. Algunas veces nos encontrábamos con otros cuerpos, pero normalmente el deporte siempre me ha dado esa libertad: ser yo. Sola o acompañada.
De hecho, me hace tanto bien, que cuando estoy enferma (Covid incluido) lo primero en lo que pienso es en entrenar, lo mínimo viable, pero no quedarme quieta.
Hoy, 13 de marzo de 2023 y desde mi cama, quiero dar las gracias al deporte, al movimiento, llámalo como quieras. Es eso que siempre ha estado ahí, sigiloso, paciente, educándome y poniéndome a prueba.
He llorado por alejarme de ti cuando me he lesionado, he sufrido por pensar que algún día no te podría disfrutar, me he esforzado porque permanezcas conmigo durante muchos años, porque sin ti estoy perdida.
Te debo gran parte de lo que soy. Una mujer fuerte y con coraje. Gracias a ti me mantengo equilibrada y resiliente, me has ayudado mucho.
Quiero dejar estas palabras aquí reflejadas, para leerlas cuando me entre la pereza de ir al gym.
Y si, por algún casual, pueda inspirar a otras personas a acercarse más a él.
Gracias por leerme 🫶🏻
Muy muy top bollicao! ❤️